Lo primero que nos encontramos en
la primera página de “Errante” es una cita de Jacques Prevert que nos invita de
alguna manera a soñar, imaginar y desear a través de la poesía, como una forma
útil de nombrar a la vida…
“La poesía es lo que uno sueña,
imagina, desea y lo que ocurre a menudo. La poesía está en todas partes como
Dios no está en ningún lugar. La poesía, es uno de los más verdaderos, de los
más útiles apodos de la vida”.
En ese sentido sería como
trasladarme y trasladaros al poema de cómo
hacer el retrato de un pájaro que versa
también Prevert pues entiendo que de alguna manera Juan se ha sentido pájaro
libre cuando ha escrito todos ellos en los últimos cuatro años; y más comprensible
aún, cuando la jaula en la que en muchas
ocasiones se ve atrapado el creador se pinta en “Errante” como una puerta
abierta - eso explica este momento en el
que ha decidido recopilarlos en su conjunto en esta humilde edición- con el
propósito de pintar algo bonito, algo
simple, algo bello, algo útil para el pájaro...
Y el poeta muestra toda esa
pintura así… nos los dice en su poema “Horas”
(…) es hora de horas , silencio
de silencios, bullicio de sentidos vacios .
Errante puede entenderse en ese sentido como
el estado de contrariedad que experimentan los creadores. El estado de locura
transitoria que nos marca el tiempo que se nos va viviendo, y a la vez creando.
Y es que hay una constante que se manifiesta clara en todo el poemario que es el
dibujo del arte de perder: el arte de perder
la racionalidad que tán claramente nos expresa con el poema “Envoltura racional”, el arte de perder
perdiendo más al tiempo, del poema “Mi
tiempo”
(…) mi tiempo es el tiempo de las
nubes, del silencio, de tu ausencia.
y al igual que la poeta Elisabeth
Bisop en sus versos del poema “El arte de perder”: “El arte de perder perdiendo algo cada día,
aceptando el río de llaves que se pierden , de horas malgastadas”.
Nos trasladan entonces los versos de “Errante” en el discurrir del
tiempo, en un viaje hacia la libertad
que se ve hallada que se refleja sentida. La libertad de amar, la libertad de sufrir,
la libertad de equivocarse, la libertad del encuentro amigo con la soledad, la
libertad que necesita el creador - que
en ocasiones se encuentra atrapado en el laberinto existencial del sistema- y
que el poeta, como artista lo escenifica
claramente en los versos de “Atrapado”
(…) Atrapado persigo bosques
milenarios, Atrapado en sueños, atrapado en la existencia…
Pero no solo encontramos
existencialismo en “Errante” , Juan Manuel Álvarez también nos abre la puerta al amor, nos
explica su sentir más romántico, desde el cariño, desde el yo más generoso,
desde la intención de respirarlo al límite de las emociones…
(…) hoy no quiero hacer el amor
contigo, hoy tan solo quiero abrazarte, tan solo sentir tu piel, tan solo
observarte…escuchar tu silencio, sentir tal es.
Ese recorrido a través de la
experiencia amorosa está presente en todo el poemario y por tanto también el de
la experiencia del amor no conseguido, el deseado, el idealizado, el más
perfecto, el más fuerte y duradero por no llegar a ser culminado y nos lo hace
saber abiertamente, sin tapujos, mostrándose y desnudándose al límite con
sencillez
entre versos
(…)Quiero sentir que te siento/ Me
enseñaste a mirar metas, a sonreir, a perseguir metas, pero me olvidé en el
mismo instante que partiste/Huyo de mí, te busco en mí/Cada tarde te espero/
cada mañana te descubro/Incluso sin ti el sol lo quema todo/Como decir que te busco
cuando ya no sé dónde buscarte/ Cómo decir te quiero.
Y así podemos ser errantes y
recorrer el maravilloso mundo de los
sentimientos más universales e introducirnos en ellos para disfrutar también de
los sufrimientos, de las necesidades, de los anhelos, y por supuesto de las alegrías
en un viaje musical; porque en este poemario hay notas de jazz… el jazz que se
descubre y se interpreta cuando nos enamoramos, el jazz en una noche neoyorquina,
española o portuguesa…la magia del jazz y el blues que ambienta y embriaga el
paseo de una pareja mirándose a los ojos, escuchando a Coltrane , a Charlie Parker,
Aretha Franklin o BB King…
Y es que todo en “Errante” es una
continua composición musical, imagen y tacto en esa parte de la composición
poética, expresándonos su personal interpretación de sentir el amor.
Pero claro, no solo de amor vive el hombre también los
sentimientos de soledad hecha sombra son
llamados a ser protagonistas de las historias que se suceden en Errante, la
indignación y la exclusión a la que nos arrastra el sistema y es en esta
estancia donde el poeta se manifiesta directo y se niega, y lo dice tajantemente, en
voz alta…
(…) No quiero ser de este mundo/
no quiero más sangre derramada, ni más sufrimientos, ni más injusticias/No
quiero dejar de sentirlo.
Es el poeta en la no aceptación
del mismo parte de este y lo demanda con
una oda al silencio, en otros poemas a gritos convirtiéndolo en una gota rebelándose
contra todo lo que nos impida avanzar, enseñándonos
a luchar, extinguiendo las fronteras, siendo
diferente, amando a los demás y no aceptando las normas impuestas porque sí, porque como bien dice… se nos va el tiempo.
Así es este poemario con versos
libres, versos rimados, silvas y pies quebrados que Juan nos revela en ése, su “despertar nómada” y que en un acto de generosidad poética y
experto en el arte de perder se dirige al mundo desde una voz íntima aconsejándonos
con versos, que no siendo ni de arte
mayor ni menor - tienen mucho arte- y asumiendo el papel de buen padre (que lo es) nos comunica claramente…
(…) Conquista nuevos amigos,
ignora a los nuevos enemigos, conquista tu confianza y tus lealtades, busca tu
caminar en el camino…¡Y sobre todo no mires hacia atrás!
Es sencillo entonces el arte final del retrato de este pájaro “Errante”
tan solo queda borrar los barrotes de la
jaula cuidando no tocar ni una pluma del pájaro y esperar a que cante y si
canta será la señal de que podemos firmar.
Cristina Fernández Sáinz de la
Maza (De la Maza 2015)
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